¿Por qué lo hacemos?
Desde Freno al Ictus, fundación que lidera dicho proyecto, estamos convencidos que la concienciación social es un elemento de prevención fundamental que haga a los ciudadanos reaccionar y tomar conciencia de lo que es un ictus, sus repercusiones y cómo hacerle frente.
Y en este empeño por extender el conocimiento del ictus en la sociedad la mujer tiene mucho que decir por el rol que representa en nuestro país. Son las mujeres las que pueden modificar hábitos y conciencias en las familias y en su entorno social y laboral.
Concienciar y sensibilizar a la sociedad sobre el ictus y su impacto social es prevenir. Sabemos que en la prevención está la clave para eliminar el drama personal, familiar y social que representa el ictus en nuestro país. Siendo una enfermedad cuya dimensión no corresponde con el conocimiento que hay sobre ella por parte de la sociedad.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), hasta 16.000 mujeres mueren al año por esta causa (primera en mujeres), más del doble que por cáncer de mama y hasta 14 veces más que por accidentes de tráfico.
Uno de cada tres ictus se produce en personas laboralmente activas. Un 35% no es una cantidad residual sino un impacto en adultos jóvenes muy elevado. El coste medio de un ictus durante el primer año es de 27.711 euros. Dos terceras partes de estos costes, más de 18.000 euros durante el primer año, corresponden a cuidados informales, tales como los servicios prestados por no profesionales, que principalmente son familiares, recayendo este coste en el entorno familiar.
¿Qué pretendemos con este proyecto?
- El incremento de la percepción social sobre esta enfermedad permitirá implementar un abordaje holístico, que ayude a desarrollar la estrategia nacional sobre el ictus con el objetivo de reducir el drama personal y familiar que representa el ictus en nuestro país.
- Recoger información sobre el ictus para generar estudios sobre la relación existente entre el ictus y la mujer, su salud cerebrovascular y el impacto que genera en su entorno familiar y social con el fin de poder llevar estrategias que reduzcan el impacto del ictus en la mujer y su entorno.
- Impulsar el diseño de políticas públicas de rehabilitación e inclusión social, encaminadas a mejorar la calidad de vida de las mujeres como pacientes de ictus y como cuidadoras.